Leonor Serrano en el Museo Reina Sofía
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MADRID. 15ÐIX-22. LEONOR SERRANO RIVAS. FOTO: JOSE RAMON LADRA.
Leonor Serrano Rivas. Magia natural
Museo Reina Sofía. Madrid. Hasta el 27 de febrero de 2023
En esta ocasión, Leonor Serrano Rivas ha desarrollado un proyecto muy brillante y perfectamente ensamblado, que supone un importante salto cualitativo en la maduración de su poética que, en la última década y mediante diversos medios (escultura, vídeo, performance), ya se venía construyendo en una dimensión háptica-onírica, con resonancias interestelares.
A los artistas contemporáneos se les supone, sin más, su capacidad instalativa. Pero qué duda cabe que la doble formación de la artista en Arquitectura y Bellas Artes, prolongada en la escuela Goldsmith de la Universidad de Londres donde ha residido casi diez años, y que ha determinado su trabajo hacia una reflexión del espacio como escenario teatral y performativo, ya avalaba esta apuesta.
El hecho de que este trabajo sea, al tiempo, el desarrollo de su tesis doctoral sugiere la densidad de capas, lecturas y referencias que, al cabo, Serrano Rivas pretende que queden condensadas en la comprensión de que el arte es una forma de conocimiento.
Este proyecto, gestado durante la pandemia, que nos sumió unilateralmente en la oscuridad de la incertidumbre paralizante, afirma con rotundidad que hay otros modos de ver y de actuar.
Articulado en tres estancias del Reina Sofía –el Espacio Uno, la subterránea Sala de Bóvedas y la Sala de Protocolo–, presenta tres maneras de mirar: de frente, arriba y abajo, con lo que compromete la participación de los espectadores; tres medios o lenguajes: videoinstalación, placas de vidrio (escultupintura) y textil.
Y una feliz correspondencia de transformaciones, por la que coloreadas placas de vidrio se insertan en imágenes del envolvente vídeo en el Espacio Uno, cuya banda sonora de algunos fotogramas, mediante su conversión en placas de Chladni, da lugar a la impactante proyección en la Sala de Bóvedas.
Y después, como partitura, reproducida en pequeñas cajas de música albergadas en platillos de percusión suspendidos, antesala de su traslación a tarjetas de Jacquard, materializadas en el suelo de la Sala de Protocolo en tres telares de distinta longitud, dependiendo de la velocidad de reproducción del sonido.